Nota Principal

"Somos un barrio olvidado", así describe la situación Marcela Creciente, vecina de Villa Garrote.

Ni agua potable, ni cloacas, ni asfalto en las calles. Esta es la situación que se vive en El Garrote a pesar de la orden judicial que en 2016 dictó que estas condiciones violaban los derechos humanos de los habitantes de la villa El Garrote, también conocida como barrio Almirante Brown, en el municipio de Tigre, al norte de Buenos Aires.

Pasando las vías del Tren de la Costa, se encuentra la desidia y decadencia a orillas del río Luján. Un verdadero vertedero a cielo abierto del que el Gobierno de la Provincia y la municipalidad no quieren saber nada.

A menudo sus habitantes se ven a afectados por diferentes tipos de enfermedades infecciosas, así como por diferentes parásitos, ya que el agua que beben no está tratada, y las condiciones higiénicas en el barrio son nefastas. Sufren principalmente enfermedades respiratorias ya que la contaminación del río y la basura que hay en el barrio desprenden gases tóxicos como el metano que les dificultan la respiración y provocan asma en la mayoría de los casos. Pero según cuenta Victoria, vecina de Villa Garrote, también hay niños que tuvieron parásitos e incluso fallecieron por eso, ya que no recibieron ningún tipo de atención médica.

Montones y montones de basura por todos lados, y al fondo una excavadora que, en lugar de retirar la mugre y la tierra sucia, la remueve y coloca encima de tierra limpia, una medida de corta vida ya que esto no soluciona nada, sino que ensucia la tierra que se está poniendo encima y agrava el problema.

En el barrio viven más de 800 familias que a día hoy todavía siguen sin servicios urbanos básicos.

Marcela Creciente, una vecina del barrio junto con otros tantos, ya denunció más de una vez su situación, la primera en 2016, cuando consiguió que el Juzgado Contencioso Administrativo Nº 2 de San Isidro dictase una sentencia ordenando a la Municipalidad de Tigre, el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible de la Provincia de Buenos Aires (OPDS) y la Provincia de Buenos Aires la realización de distintas acciones vinculadas con la recolección de residuos, limpieza de pozos y cámaras sépticas y provisión de agua potable en beneficio de los vecinos del barrio "Garrote". Y todo esto debían cumplirlo y llevarlo a cabo en plazo máximo de 180 días, el cual ya venció.

El fallo del juez citaba además un informe de la Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente, del que se desprende que en el barrio existen "bocas de desagües cloacales hechas por los vecinos", algunas de las cuales se encuentran cerradas de forma insegura "mientras que otras directamente, están abiertas". Además, la asociación sanitaria señala que no existen instituciones educativas ni centros de salud dentro de los límites del barrio, por lo que para acceder a ellos los vecinos deben salir de El garrote, aunque el estado de las calles imposibilita la circulación del transporte público, de ambulancias, e incluso de autos particulares.

En cuanto a la situación medioambiental general, el informe señalaba que "las aguas del canal se ven a simple vista altamente contaminadas por todo tipo de residuos", como la situación en la que se encuentra la zona de la playa de su desembocadura en el río Luján, donde se distinguían "tres montículos de aproximadamente 4 o 5 metros de alto" de basura. "El agua que penetra en las viviendas durante las inundaciones arrastra los contaminantes que se encuentran en el suelo como así también los residuos cloacales vertidos a cielo abierto", indica el informe.

Ya pasaron muchos más de 180 días y en El Garrote todavía no se cumplió nada de lo que dictaba esta sentencia. ProyectAR, una ONG con sede en Tigre es la única organización que ha hecho posible que la situación mejore, inaugurando una planta de reciclaje. Esto fue gracias a su programa "Barrio Limpio" y a la implicación que tuvieron un grupo de vecinos de El garrote, así como a la motivación de Carolina Casares, directora ejecutiva de la ONG. El objetivo general es diseñar, implementar y evaluar una metodología para recolectar y clasificar basura en los barrios vulnerables y asentamientos de emergencia. La prueba piloto se está llevando a cabo en el barrio a través de la construcción de una planta de acopio para que los vecinos comiencen a separar los residuos.

Pero esto no es suficiente. A parte de la provisión de agua potable y otras medidas de primera necesidad, también hay que tener en cuenta la educación de los habitantes de la villa.

El tráfico de drogas es su principal actividad económica, y esto es la consecuencia directa de la negativa por parte de las instituciones y el gobierno de ofrecer salidas laborales a sus habitantes para reinsertarlos en la sociedad.

Para justificar el incumplimiento del plazo de 180 días para actuar, que el juez decretó, la municipalidad se apoya en que se trata de un barrio marginal y peligroso en el que por cuestiones de seguridad no pueden actuar. Pero si existen otras organizaciones como ProyectAR que están llevando a cabo proyectos con los vecinos de la Garrote esta afirmación pierde todo su peso y credibilidad.

Además, vecinos del barrio afirman que algunos trabajaron para la municipalidad, y que ese puede ser un vínculo seguro para actuar en la zona y progresar.

Pero sumado a esto, está el mal funcionamiento de las industrias que operan a orillas del Reconquista y arrojan residuos y sustancias al rio, afectando así a todos los municipios que abarca la cuenca. Un hecho que también quedó reflejado en la denuncia de los vecinos y que aún no se resolvió ni se controló. Fue en concreto contra TGLT, la empresa constructora de Venice, debido al impacto de esa edificación en la zona y las irregularidades en las obras, entre las que se incluye su iniciación antes de conseguir el permiso de los organismos regulatorios correspondientes.

Creciente señala muy indignada que otra de las justificaciones que utilizaron desde el gobierno es la excusa de que el barrio está en esas condiciones desde hace 40 años. pero lo cierto es que el municipio de Tigre no está igual ahora que hace 40, Tigre avanzó y dispone de todo lo necesario para llevar una vida normal, que pueda cubrir las necesidades de todos sus habitantes.

Sin embargo, la realidad en el Garrote es muy diferente, no solo no tienen acceso a muchas de las actividades y atracciones de las que dispone Tigre para estimular el turismo y el ocio, sino que además no dispone de los servicios urbanísticos básicos que se necesitan en cualquier barrio, algo que atenta contra los derechos humanos de sus habitantes.

Por eso siguen luchando y por eso quieren que se les de voz, porque, aunque el municipio de Tigre les de la espalda y los quiera callar, ellos van a seguir gritando más fuerte que nunca para así demostrar que también tienen derecho a ser parte de la sociedad y a participar en ella.

Ellos no quieren seguir padeciendo la vida que llevan teniendo desde hace 40 años, ellos no quieren "supervivir", solo quieren "sobrevivir".

Desde el año 2018, el COMIREC (Cuenca del Río Reconquista) puso en marcha un plan integral que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas y reducir los niveles de contaminación del río y sobre todo de la cuenca.

Este plan integral tiene tres aspectos importantes para destacar, el tema ambiental, el industrial y el educativo.

Con respecto a lo industrial se apunta a urbanizar el aspecto edilicio y los espacios verdes nuevos y por desarrollar; a generar conciencia de separación de residuos de origen y de cuidado; y a un trabajo colaborativo de los espacios públicos. Además, se planea implementar un plan de limpieza del espacio público, una limpieza urbana diaria y otra quincenal que separe los residuos reciclables de los que no lo son.

Desde lo industrial se buscará reducir la contaminación proveniente de dicho sector, por lo que resultará vital contar con un mayor control por parte del Estado y una política interna de reconversión industrial. Empezarán a trabajar con las empresas que prioricen la responsabilidad social, empoderando a sus empleados y haciéndolos participes de este nuevo desafío.

Por último, el tema educativo perseguirá los valores ambientales y sociales, además de la capacitación sobre el reciclado y la separación de residuos de origen, el buen uso de los espacios comunes y del uso eficiente de la energía y el agua.

Empezar desde abajo y desde cero, quizá no sea la solución, pero es una esperanza más para los millones de habitantes de los asentamientos de emergencia y para los más de cuatro mil habitantes del barrio El Garrote.








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